jueves, 1 de abril de 2010

CRÍTICA DE "AUTO DE LA CRUZ"

COLEGIATA DE SANTA MARÍA
ANTEQUERA
Día Mundial del Teatro 27 de Marzo

Autor: Anónimo del siglo XVI
Vestuaro y caracterización: Roberto Zarzosa
Iluminación: Antonio Garza
Música: Carlos Baquero
Dramaturgia y Dirección: Ricardo Pereira

REPARTO:
Adán.............Miguel Ángel Muñoz
Virgen María Lola Marceli
Juan..............Alejandro allbrracín
Magdalena......Claudia Molina
Lucifer............Jaime Ordóñez
Penitentes y flagelantes: Manuel Jesús Ramírez, José Antonio Borrego, Juan Manuel de la Vega, Jonatan Sánchez

TRADICIÓN RENOVADA

Por segundo año consecutivo se ha representado en fecha cercana al Día Mundial del Teatro un espectáculo que arrastra su tradición desde el siglo IV de nuestra era y que en el Siglo de Oro alcanzó su máximo esplendor con Valdivielso, Lope de Vega y Calderón de la Barca. Ha vuelto a presentarse, como al principio de ser autorizadas estas representaciones, en el interior de un templo, aunque el espléndido recinto de la Colegiata de Santa María de Antequera no esté en la actualidad dedicado al culto. Personajes del Nuevo Testamento junto a Adán que representa al género humano y Lucifer al mal eterno, van desglosando el horror de la tragedia del Gólgota y la victoria de Cristo sobre el infierno. El marco incomparable de la Colegiata, que puso el cartel de "no hay localidades", acogió a un público que disfrutó el gran espectáculo que ofrecieron los componentes de la compañía integrada por conocidos intérpretes del Teatro, el Cine y la Televisión. Bajo una austera dirección de Ricardo Pereira, que también firma la labor de dramaturgista, dan vida con acierto y profesionalidad a sus personajes. Lola Marceli a una dolorida Virgen María, Miguel Ángel Muñoz a un atormentado padre Adán y Claudia Molina a la bella María Magdalena. Merecen mención especial Alejandro Albarracín en un dulce y fiel San Juan cuya entonación y matización del verso es perfecta y a un vibrante Lucifer interpretado con gran fuerza dramática por Jaime Ordóñez. Los bellos versos del texto lucieron con eficacia, aunque en algún preciso momento se tendió a la matización por líneas, en lugar de por ideas. El público aplaudió muchas intervenciones personales y premió con una larga y nutrida ovación al final del grato espectáculo.

Fdº. Óscar Romero